viernes, 2 de marzo de 2012

¡Será mejor que nos libremos de los prejuicios!

Hace unos días leí en las redes sociales una noticia que me llamó mucho la atención. Quizá muchos de vosotros ya la hayáis leído porque se publicó en 2005. Trata el tema de los prejuicios y los estereotipos (que tanto hemos comentado en clase) entre una chica alemana y un chico africano. Es un caso real que ocurrió en una universidad alemana, pero después de leerlo me paré a pensar que un episodio así podría haber ocurrido en España, desgraciadamente.

Aquí os dejo el artículo:


Estamos en el comedor estudiantil de una universidad alemana. Una alumna rubia e inequívocamente germana adquiere su bandeja con el menú en el mostrador del autoservicio y luego se sienta en una mesa. Entonces advierte que ha olvidado los cubiertos y vuelve a levantarse para cogerlos. Al regresar, descubre con estupor que un chico negro, probablemente subsahariano por su aspecto, se ha sentado en su lugar y está comiendo de su bandeja. De entrada, la muchacha se siente desconcertada y agredida; pero enseguida corrige su pensamiento y supone que el africano no está acostumbrado al sentido de la propiedad privada y de la intimidad del europeo, o incluso que quizá no disponga de dinero suficiente para pagarse la comida, aun siendo ésta barata para el elevado estándar de vida de nuestros ricos países. De modo que la chica decide sentarse frente al tipo y sonreírle amistosamente. A lo cual el africano contesta con otra blanca sonrisa. A continuación, la alemana comienza a comer de la bandeja intentando aparentar la mayor normalidad y compartiéndola con exquisita generosidad y cortesía con el chico negro. Y así, él se toma la ensalada, ella apura la sopa, ambos pinchan paritariamente del mismo plato de estofado hasta acabarlo y uno da cuenta del yogur y la otra de la pieza de fruta. Todo ello trufado de múltiples sonrisas educadas, tímidas por parte del muchacho, suavemente alentadoras y comprensivas por parte de ella. Acabado el almuerzo, la alemana se levanta en busca de un café. Y entonces descubre, en la mesa vecina detrás de ella, su propio abrigo colocado sobre el respaldo de una silla y una bandeja de comida intacta.
Dedico esta historia deliciosa, que además es auténtica, a todos aquellos españoles que, en el fondo, recelan de los inmigrantes y les consideran individuos inferiores. A todas esas personas que, aun bienintencionadas, les observan con condescendencia y paternalismo. Será mejor que nos libremos de los prejuicios o corremos el riesgo de hacer el mismo ridículo que la pobre alemana, que creía ser el colmo de la civilización mientras el africano, él sí inmensamente educado, la dejaba comer de su bandeja y tal vez pensaba: "Pero qué chiflados están los europeos".


http://elpais.com/diario/2005/05/17/ultima/1116280802_850215.html

jueves, 2 de febrero de 2012

Sobre la autora...


Mi nombre es María Fraile Ágreda, tengo 23 años y soy natural de Cuenca. Estoy licenciada en Traducción e Interpretación y actualmente estoy cursando el Máster de Traducción Institucional que imparte la Universidad de Alicante.

Desde pequeña me he sentido atraída por el intercambio de lenguas y de culturas, y por eso he decidido continuar mi formación con este curso de Mediación Intercultural. ¡Espero que aprendamos mucho de él y que nuestros blogs nos resulten de gran utilidad!

¡Saludos y bienvenid@s!